La primera parte fue dominio total del Arsenal, con un asedio al área de Cedrún, portero del Zaragoza, y los maños dieron sensación de inexperiencia en este tipo de partidos. Pero la segunda parte fue más del equipo español. Salieron con ganas de tocar y tocar de la mano de Pardeza y Esnáider. Fue este último el que en el minuto 67 que tras un rechace se encontró la pelota en la frontal del área y no dudó en darle de volea con la izquierda. La pelota fue directamente a la escuadra y Seaman no pudo hacer nada más que mirar. La alegría les duró poco ya que en el minuto 75 el nueve de los Gunners, John Hartson, empató a puerta vacía tras un pase de la muerte. El partido estaba condenado a la prórroga, e incluso a los penaltis, pero en el minuto 119 un gol lo cambiaría todo. Un mal rechace de un central del Arsenal le cae a Nayim, que se encontraba a escasos metros de la línea de mediocampo, y el cinco del Zaragoza le pega tras dos botes y la pelota se cuela por la portería de Seaman. Ni comentaristas, ni aficionados ni el propio banquillo se lo podía creer. Finalmente el título se fue para Zaragoza y Nayim es recordado como el ídolo de aquella noche.
Hoy hace 16 años de aquel partido y la situación del Zaragoza ha cambiado mucho. Ha pasado unos años un poco irregulares y actualmente se encuentra luchando por la permanencia. Tratarán de apelar al espíritu de aquel equipo que no se dio por vencido y que a un minuto del final obtuvo su trofeo más importante.
Miguel Ángel García
@migueel10
El Iniestazo en Twitter
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