viernes, 19 de agosto de 2011

Dictablanda

El sexto Clásico del 2011 -si en diciembre no se aplaza será el séptimo en un año de infarto- volvió a tener todos los ingredientes para ser un Superpartido: espectáculo, goles, detalles y polémica, mucha polémica. Una polémica que no analizaremos, ya que merece un artículo aparte, y debido a nuestra visión sobre el fútbol, no lo escribiremos.

En el partido de ida nos encontramos un Madrid superior a un Barça que gran parte del partido fue a contracorriente. Quizás por esto Guardiola sacó su 11 de gala, el mismo que disputó la final de Wembley. También se especula con que el de Santpedor quiso rendir homenaje al equipo que hizo un auténtico partidazo en esa final de Champions. Sea como fuere, Guardiola salió con todo. Cesc tuvo que esperar su momento y Alexis vio truncado su sueño de debutar en el Camp Nou debido a una elongación. Por parte del Madrid, tan solo un cambio. Coentrao por Marcelo. No había que cambiar algo que funcionó.

De hecho el Madrid empezó tal y como lo hizo en el Bernabeu: mordiendo desde el principio, presionando muy arriba y haciendo una transición muy rápida entre la defensa y el ataque, para no dar tiempo al Barça a presionar con acierto. Tras un mejor inicio blanco, el Barça empezó a tocar -aún con respeto- haciendo que el Madrid corriera detrás de la pelota con esa insistencia que le caracterizó los 180 minutos de la final. Y poco tardó en dar frutos ese toque del Barça. Un pase mágico de Messi, un error de la defensa madridista y una calmada definición de Iniesta sirvieron para que el Barça se adelantara en el minuto 14, obligando al Madrid a marcar 2 goles si quería llevarse la Supercopa de España.

Cuando parecía que el Barça podía hacerse con el control del partido, una jugada embarullada que vino de un saque de esquina terminó en gol de Cristiano Ronaldo. Este gol ponía las tablas en el encuentro y mejoraba la situación de los blancos. A partir de aquí ocasiones, y también dudas para ambos equipos. La ocasión de Özil hizo pensar que el Madrid volvía a tener el control, pero Xavi empezó a deshacerse de la correosa línea de presión del Madrid y a estar más acertado, y eso se notó. Pero no hubo un dominador claro. Pedro y Cristiano Ronaldo gozaron de buenas oportunidades merced a dos grandes disparos.

Todo hacía pensar que el empate al descanso era claro, pero de nuevo apareció Messi, quien, tras un taconazo de Piqué, definía ante Casillas para volver a adelantar al Barça 2-1. El guión del Bernabéu parecía que se repetía. En la segunda mitad el Barça salió mejor e intentó controlar el partido, aunque algunas llegadas del Madrid fueron inevitables, como un cabezazo de Ramos que salió rozando el palo. Debido al potencial blanco -Benzema, Higuaín y Cristiano en el campo-, Guardiola decidió reforzar el equipo, haciendo entrar cambios de corte defensivo. Cesc entró por Pedro y Adriano por Villa. Eran cambios para amarrar el resultado. Sin embargo, los planes de Guardiola se fueron al traste cuando Benzema empató en el 81 tras otro lío en el área. Parecía el momento del Madrid. El cansancio de los jugadores culés y la artillería que tenía el Madrid en el campo hacían pensar en la condición de favorito del Madrid en el caso de llegar a la prórroga. Pero el mejor jugador del mundo estaba en el campo y decidió. Un buen pase de Cesc habilitó a Adriano, que centró como pudo o como supo, y ahí, donde caía el balón, llegó Messi para empalmarla y confirmarse como la bestia negra del Madrid. 3-2 y el Barça se llevaba la Supercopa. Lo que pasó después de la entrada de Marcelo no es fútbol.

Como conclusiones, es importante destacar la nueva cara de este Madrid. La superioridad que mostró el Barça en el 5-0 no fue normal, y la balanza se ha nivelado, tal y como se demostró en los Clásicos anteriores. Sin embargo, hay algo que ha cambiado respecto al tourmalet de Barça-Madrid del final de la pasada campaña. Durante muchos minutos del partido, el Madrid ha sido superior al Barça sin utilizar un juego brusco. La primera media hora en el Bernabeu fue impecable, el Madrid le robaba el balón al Barça con facilidad y sin necesidad de hacer faltas. La línea de presión y la rápida transición defensa-ataque se adivinan claves para que el Madrid pueda superar al Barcelona este año. 

Aunque también hay que pensar que en el Barça está Messi. Ayer demostró que vuelve a marcar las diferencias y que está un paso por encima de Cristiano Ronaldo. El portugués ejerció de líder, pero a la vez pecó de chupón en varias fases del partido. Messi fue el auténtico líder del Barça, acertando en un 90% de ocasiones cuando tenía que pasarla y cuando tenía que jugársela. Gracias a él, el Barça puede seguir alardeando de ciclo, ya que han superado a un Madrid que venía mejor físicamente.

Por último, el retorno del hijo pródigo se efectuó. El debut de Cesc Fàbregas invitó al optimismo culé, ya que salió en una mala fase del partido, aunque se compenetró con el equipo como si llevara años jugando en el Barça -de hecho, de alguna manera es así-.

Si no se repiten bochornosos escándalos como el del final del partido, esta temporada nos lo podemos pasar muy bien. La dictadura del Barça ya no es tan dura.


Sergio Vázquez Jodar

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