Estadio Santiago Bernabéu, 85.000 espectadores, 15 victorias consecutivas del Real Madrid, a tres puntos del Barça con un partido menos, el escenario idóneo y el momento justo para dar una estocada mortal al equipo azulgrana, enderezar la liga a su favor y de una vez por todas borrar en un partido los antiguos fantasmas de los blancos y cambiar el rumbo de la historia y de ciclo deportivo hegemónico del equipo de Guardiola.
Espectacular ambiente en el estadio |
Pero no fue así, el equipo blanco venía lanzado, con una motivación inmensa y una ambición de la cual no se le veía a este equipo en muchos años. Al equipo ya se le había etiquetado como superior al Barça, prensa y casas de apuestas daban por favorito al Madrid y se le había puesto por encima de su máximo rival. Todo apuntaba a una victoria cómoda del equipo blanco, a un cambio de dinámica negativa de los pupilos de Mourinho en cuanto a enfrentamientos contra su máximo rival y a un final de la hegemonía blaugrana en la liga española. Pero todo esto no se cambia con titulares, ensalzamientos y pronósticos sino que se cambia y se demuestra dentro del campo, 11 contra 11 en momentos justos y claves como en el partido de ayer. Ahí es donde realmente se ven a los campeones y cuándo y dónde se dan golpes definitivos, golpes de autoridad, la madurez y ambición de un grupo de jugadores que quieren cambiar el rumbo existente o que prevalezca una temporada más.
El partido no pudo empezar de mejor manera para el Madrid, con un error terrible por parte de los blaugrana a los 22 segundos de juego que les costó un gol. Al minuto de juego el Madrid ganaba 1-0, el Barça parecía dubitativo, el escenario era el idóneo con toda la afición detrás del equipo blanco y se preveía una victoria cómoda del equipo local. Pero esto fue sólo un simple espejismo y la alegría y motivación blanca se fue diluyendo como un azucarillo a medida que pasaban los minutos y se veía lo que pasaba en el campo. El Barça engrasó su máquina de hacer fútbol, se levantó del golpe y empezó a rodar como en sus mejores noches y en su mejor versión. Poco a poco se adueñó del balón, del campo y dominó por completo al equipo rival que sólo disfrutó de varias ocasiones de gol y que si la fortuna hubiera querido, podrían haber cambiado el rumbo del partido.
La sensación en los minutos en que el Madrid iba ganando ya eran de que el Barça dominaba, creaba juego, ocasiones y que pondría contra las cuerdas al Madrid, y así lo hizo. El Madrid no supo sentenciar ni aguantar el resultado y lo pagó caro. La primera parte fue para los dos equipos, el Barça consiguió empatar y el Madrid puso más ocasiones pero viendo lo que iba sucediendo en el campo se preveía un dominio en la segunda parte por parte de los blaugrana. Empezó la segunda parte y sólo hubo un equipo sobre el campo, fue el momento dónde se vio la madurez de un equipo campeón y la ambición de un grupo que después de años de éxitos sigue queriendo más y más. El Barça fue paciente, correcto, sin cometer ningún error y fue desesperando a su rival a medida que sucumbía al dominio culé, el Madrid no logró sacar la casta y la fuerza de partidos anteriores y se le vieron antiguos defectos que parecían olvidados, el Madrid fue dominado de cabo a rabo en la segunda parte y además tuvo a la suerte como enemiga ya que en el segundo gol del Barça la fortuna se alió con el equipo blaugrana y hundió al Madrid en la desmotivación y en lo que quedaba del partido. Y para sentenciar- lo que pudo haber sido el 2-2 acabó siendo el 1-3- en una contra muy bien conducida por Messi y Alves y que remachaba y sentenciaba Cesc con un cabezazo el partido a favor del vigente campeón.
Xavi celebrando su gol con mucha fortuna |
Quedaban aún más de 20 minutos de juego y el Barça controló el temple del partido y el Madrid no pudo levantarse del duro golpe recibido.
El partido terminó con un golpe en la mesa de los blaugrana, reavivando la competición y reivindicando su status aún no perdido de mejor equipo del mundo. A parte del buen juego que nos dieron ambos equipos también pudimos disfrutar de un clásico justo y limpio, sin polémicas ni broncas parecidas a las de los últimos enfrentamientos y esto es lo que más se agradece para los amantes del fútbol, que veamos un espectáculo limpio y digno.
Este partido acercó al Barça al Madrid y le puso más emoción a la liga, de momento están empatados a puntos con un partido menos para el Madrid pero el cerco se ha estrechado, queda mucha liga y sobre todo emoción hasta el final.
Carlos Camacho Rabanete
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