domingo, 11 de septiembre de 2011

Donde dije digo, digo Diego...Tristán

La carrera de Diego Tristán fue una montaña que tuvo su punto álgido en el SuperDepor, de quien él fue uno de los partícipes. Uno de los episodios más importantes de su trayectoria fue la convocatoria para el Mundial de Corea y Japón. Antes de esta, la trayectoria de Diego Tristán fue una escalda continua; tras el Mundial, el olfato, la suerte y la forma física del sevillano fueron descendiendo.

Su primer club fue el Betis, aunque nunca llegó a debutar con el primer equipo. Jugó durante tres temporadas con el filial en Segunda B, marcando 23 goles. Teniendo en cuenta que disputó muchos partidos, no son una cifras para enamorar. Sin embargo, el Mallorca se fijó en él cuando tenía 22 años. En la primera campaña, el delantero estuvo también en el filial, aunque el del equipo bermellón estaba en Segunda División. Durante el único año que estuvo en el Mallorca B, Tristán anotó 19 goles en 39 partidos, lo que justificaría su debut en Primera División la temporada 1999/2000. Ya con 23 años, su debut llegó tarde, pero la experiencia le ayudó a marcar 18 goles, lo cual siempre es difícil en el estreno en la máxima categoría española.

Esto gustó a muchos clubes, entre otros, al Real Madrid. De hecho, Lorenzo Sanz alcanzó un preacuerdo con Tristán, que se truncó más adelante debido a la victoria de Florentino Pérez en las elecciones a la presidencia blanca. Diegol se vio obligado a buscarse otro destino: el Deportivo de la Coruña. No eligió mal, ya que este fue el club que le catapultó a la fama.

El Deportivo era un equipo ya formado, que incluso ganó la Liga justo la temporada anterior a la llegada de Tristán. Pero fue la pieza que le faltaba al conjunto gallego. Una prueba de esto fue la rápida adaptación que tuvo el delantero. Jugó los dos partidos de la Supercopa de España, y fue clave para la consecución de ese título, al anotar un gol en el partido de vuelta. A partir de aquí llegarían las dos mejores temporada de Tristán en la élite del fútbol, que se correspondieron con dos subcampeonatos del Deportivo de la Coruña en Liga, además del famoso Centenariazo y otra Supercopa de España. En su primera temporada con los gallegos, Tristán anotó 19 goles en 29 partidos. En la campaña siguiente, el killer marcó dos goles más, los cuales le hicieron valedor del trofeo Pichichi. El buen estado de forma del andaluz no se le escapó a Camacho, que lo convocó para el Mundial de Corea y Japón, en 2002. No obstante, una lesión privó a Tristán de afianzarse en la selección. A partir de esta lesión, su carrera fue en declive progresivamente.

Siguió 4 temporada más en A Coruña, siendo un jugador importante, aunque no vital. En esos 4 años, anotó 9, 8, 9 y 11 goles respectivamente. Unas cifras que se alejaban de sus dos mejores años. Uno de sus últimos momentos dulces con el Deportivo lo vivió en la temporada 2003/2004, cuando el equipo, entrenado entonces por Irureta, alcanzó las semifinales de Champions League.

En 2006 ya no pertenecía al club gallego. Recaló en el Mallorca, donde no marcó ningún gol. Desde aquí hasta el final de su carrera el bueno de Tristán deambuló por varios clubes, como el Livorno, West Ham y el Cádiz. Sus mejores cifras de estos últimos años la encontramos en el Cádiz, donde marcó 8 goles. Sin embargo, ese delantero no era ni un reflejo del de años anteriores. 


Su fútbol duró demasiado poco, exactamente los tres primeros años en Primera. Poco, teniendo en cuenta que debutó tarde. Es por esto que Tristán maravilló más por su estilo propio que por sus números. Incluso en lo extradeportivo defraudó. Pero él era un delantero diferente, capaz de anotar goles con facilidad. No era el típico killer-cono del área, si no que regateaba con asiduidad. Su 1,86 metros de altura le permitían ser también un buen rematador, aunque si por algo destacaba el delantero era por su calidad al encarar al rival. No por su velocidad, si no por sus fintas y recortes. El hecho de no desgastarse en los uno contra uno le permitía llegar al área con la mente fría. A veces a la escuadra, otras al palo del portero, de vez en cuando picadas... un auténtico surtido de regates y definiciones.

Este era Tristán, capaz de los mejor y de lo peor, un delantero diferente que podría haber llegado alto si hubiera sido más regular.


Sergio Vázquez Jodar

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