jueves, 2 de junio de 2011

Bayern Munich 1 – 1 Valencia (5 – 4): los penaltis y las lágrimas de Cañizares

Querían venganza. El equipo valenciano, entrenado por Héctor Cúper, había salido derrotado de la final de la Copa de Europa de la temporada pasada por un contundente 3 a 0 frente al Real Madrid, haciendo que consiguiera su octavo título. En aquel partido pagaron la inexperiencia de no haber disputado a lo largo de su trayectoria partidos de un nivel tan alto y, por eso, querían demostrar en la final de la temporada siguiente, la 2000-01, que habían aprendido de errores pasados. Se enfrentaban al Bayern de Munich, un equipo con tres títulos en su palmarés de la época del mítico Franz Beckenbauer y con jugadores sobradamente capacitados para este tipo de partidos como eran Oliver Kahn, Lizarazu, Scholl o el capitán Stefan Effemberg.

Ambos equipos llegaban a la final de Milán después de haber eliminado a grandes equipos. El equipo alemán había eliminado en cuartos de final al Manchester United y en semifinales al vigente campeón, el Real Madrid. Por su parte, el equipo ché, había pasado por encima del Arsenal de Thierry Henry en una eliminatoria muy apretada y del Leeds United, que había llegado a esta semifinal después de eliminar al Deportivo de la Coruña. 

El 23 de mayo de 2001 se disputaba en el Giuseppe Meazza de Milán la final de la edición número 46 de la Copa de Europa. Fue un partido correoso, con poco fútbol pero con muchísima pasión. Todo el encuentro estuvo marcado por los 11 metros que hay del punto de penalti a la línea de meta. En el minuto 3, el árbitro del partido, el holandés Dick Jol, señalaba la pena máxima después de que varios defensores alemanes derribaran al capitán valencianista Gaizka Mendieta, él mismo fue el encargado de transformar la pena máxima y adelantar a los de Héctor Cúper. Pocos minutos después, Angloma derribaba a Effemberg en el área de penalti, haciendo así que el árbitro tuviera que pitar penalti por segunda vez en el partido. En este caso, Cañizares aguantó muy bien y detuvo el penalti a Mehmet Scholl. En el segundo tiempo, más concretamente en el minuto 50, fue señalado el tercer penalti del partido por mano de Amedeo Carboni en un salto con Janker, jugador del Bayern de Munich. Esta vez fue Effemberg el encargado de ejecutar el penalti y de poner, ahora sí, las tablas en el marcador. Con el 1 a 1 en el marcador se cumplieron los 120 minutos, obligando a decidir el título en la tanda de penaltis. Se adelantó el Valencia, ya que el Bayern falló su primer penalti, pero dos tiros después Zahovic fallaba para equilibrar la tanda. Llegados a la muerte súbita, el portero alemán y hombre del partido Oliver Kahn detenía el chute de Pellegrino, llevando así la Champions a Munich un cuarto de siglo más tarde.


Fue una final marcada por los once metros, no muy vistosa para el juego pero sí muy emocionante. El Valencia no pudo consumar su venganza, pero dos subcampeonatos consecutivos y varios títulos en la Liga Española hicieron que la primera década del nuevo milenio fuera una época dorada para ellos.


Miguel Ángel García


El Iniestazo en Twitter

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